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Leonel opuesto modifiquen la Constitución; prestará atención a peticiones

El ex presidente Leonel Fernández, ante una multitud congregada en el Centro Olímpico Félix Sánchez, volvió a pronunciarse en contra de la modificación de la Constitución de la República para permitir la reelección, defendió su gestión de gobierno y prometió obras y nueva forma de gobernar a partir del 2020 cuando garantizó ganará las elecciones presidenciales.

Durante un multitudinario acto, que incluyó presentaciones artísticas y la validación de dos millones de firmas colectadas en su apoyo en todo el territorio nacional, el ex mandatario reveló las insinuaciones que recibió cuando era Presidente de la República para que no nombrara en el Gobierno a dirigentes del PLD que respaldaban a otros líderes de la organización.

A continuación el discurso íntegro del doctor Leonel Fernández en un acto que contó con la presencia de los ex presidentes Ernesto Samper, de Colombia y Manuel Zelaya, de Honduras.


DISCURSO DEL EX PRESIDENTE FERNANDEZ 

Compañeros Miembros del Comité Político

Compañeros Miembros del Comité Central

 Amigos Presidentes y Representantes de Partidos Políticos

Señor Ex Presidente de la República de Colombia, Ernesto Samper

 Señor Ex Presidente de la República de Honduras, Manuel Zelaya

 Invitados Especiales Compañeras y Compañeros:

 Hoy es un día de gran regocijo. Hoy estamos haciendo historia. Nunca se había congregado en este Estadio Olímpico Félix Sánchez una multitud de las dimensiones de la que hoy contemplamos.

 Es una clara señal de lo que va a acontecer en mayo del 2020, cuando, con el respaldo del pueblo, conquistemos, de manera categórica y contundente, la victoria que ha de conducirnos a dirigir los destinos de la República Dominicana.

 Estamos festejando el haber alcanzado la meta que nos propusimos desde octubre del 2017: el de organizar una fuerza de por lo menos dos millones de ciudadanos y contando, que hayan expresado simpatía con las causas, los principios y valores políticos que representamos.

Esa fuerza que hoy se somete frente a ustedes a su bautismo de fuego, se ha hecho con un único y gran propósito: el de garantizar la unidad del Partido de la Liberación Dominicana.

 Imagínense, entonces, lo que significaría la integración de esta fuerza al Partido de la Liberación Dominicana.

Sería una fuerza, compañeras y compañeros, tan descomunal que sencillamente resultaría invencible, destinada a ganar, en los comicios del 2020, en el primer boletín de la Junta Central Electoral.

 Para alcanzar el objetivo de identificar nuestras simpatías y organizar esta fuerza de dos millones de ciudadanos, miles de compañeras y compañeros, durante meses estuvieron trabajando, de manera incansable, de día y de noche, por los campos y ciudades, en la conquista de nuestras metas.

 En el curso de sus labores muchos de esos compañeros me expresaban que las puertas de los hogares dominicanos y los corazones de muchas personas se abrían con facilidad a sus peticiones de inscripción en los formularios de registro.

La razón, según ellos, se debía a la valoración de nuestro legado, a lo justo de nuestra causa y a nuestra visión de futuro. Para ellos quisiera pedir, en estos momentos, un estruendoso aplauso.

 En las ocasiones en que me correspondió ejercer la Presidencia de la República, puedo afirmar con gran satisfacción que goberné, sin exclusión, para todos los dominicanos; que goberné, sin discriminación, en favor de todos los integrantes de la familia del Partido de la Liberación Dominicana.

 Jamás acepté, por insinuación de nadie, dejar fuera del ámbito gubernamental a ningún compañero o compañera que estuviese identificado con algún que otro dirigente de nuestra organización. Así como actué en el pasado, así prometo actuar en el porvenir.

Un nuevo gobierno encabezado por quien tiene el honor de dirigirles la palabra será un gobierno de todos los peledeístas, de todos nuestros aliados, no de ningún sector específico, para hacer realidad nuestro lema de: ¨Servir al Partido para Servir al Pueblo¨.

A pesar de las discrepancias actuales y de las diferencias del pasado, no albergo en mi corazón rencor o resentimiento alguno. Por el contrario, agradezco la oportunidad que se me ha brindado para conocer nuevas facetas del alma humana, lo cual, sin duda alguna, contribuye a hacer de mí un mejor ciudadano y líder político.

 Al fin y al cabo, el liderazgo político se fortalece en medio de turbulencias y vicisitudes. En ese contexto, el pueblo va observando, reconociendo y valorando las nuevas destrezas y habilidades que se van adquiriendo, al fragor de los combates, para empezar a comentar, casi en forma de susurro: ¨Caramba, el león se ha convertido en un tigre¨.

A lo cual otros, después, añadirán: ¨Ese tigre es un león¨. Son palabras que van saliendo, de manera natural, de los propios labios del pueblo dominicano. Compañeras y Compañeros. Distinguidos Invitados Especiales: Aquí está presente hoy una representación de las diversas regiones del país. Aquí están los compañeros de las provincias del Sur

. Están los compañeros de las provincias del Cibao. Están los compañeros de las provincias del Este. Están los del Gran Santo Domingo. Estoy seguro de que al hacer el trayecto que habría de conducirles hacia este Estadio Olímpico, reflexionaban al ver las obras realizadas durante nuestros períodos de gobierno y se formulaban las siguientes preguntas:

 ¿Quién hizo la carretera de San Juan a Barahona?

 ¿Quién, la del 15 de Azua a San Juan?

¿Quién, la carretera de Baní a San Cristóbal?

¿Quién construyó la carretera del Coral?

¿Quién, el puente Mauricio Báez, en San Pedro de Macorís?

¿Quién hizo la carretera de Santo Domingo a Rincón de Molenillos?

 ¿De Rincón de Molenillos a Samaná?

¿Quién hizo el Boulevard del Atlántico?

 ¿Quién remodeló la autopista Duarte?

 ¿Quién, la carretera Casabito-Constanza?

 ¿La carretera Constanza-Jarabacoa?

 ¿Montecristi-Dajabón?

¿La Avenida Manolo Tavarez Justo en Puerto Plata?

¿Quién hizo el elevado y la Circunvalación de Santiago?

 ¿Quién construyó los elevados de la Capital?

 ¿Quién, el túnel del 27 de febrero?

 ¿El de la Avenida de las Américas?

 ¿El de la Ortega y Gasset a la UASD?

 ¿Quién construyó el Metro de Santo Domingo?

Y así podríamos seguir mencionando las extensiones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. La construcción de escuelas, hospitales, carreteras, puentes y presas. Obviamente, este no es el momento de hacer una rendición de cuentas ante ustedes.

Era tan sólo para poner de relieve que el pueblo dominicano sí aprecia y valora todo el esfuerzo y progreso alcanzado durante nuestros años de gobierno con el propósito de transformar a nuestro país y colocarlo en un lugar de respeto y distinción.

 El 26 de agosto del año pasado, durante nuestro primer encuentro en el Palacio de los Deportes, donde expusimos nuestros planes para construir esta fuerza política, expresamos que para lograr esos objetivos iniciaríamos un recorrido por los 158 municipios del país con el propósito de escuchar al pueblo, para aprender del pueblo.

Así lo hicimos. Por las distintas provincias del país escuché a decenas de miles de personas. Escuché a jóvenes y ancianos. A hombres y mujeres. A campesinos y obreros. A estudiantes y profesionales. A comerciantes y productores agrícolas.

 En fin, a diversos sectores de nuestra sociedad. Durante esos recorridos he redescubierto la nobleza de nuestro pueblo. Su bondad.

Su inmensa sabiduría. Su profundo sentimiento patriótico. Como resultado de eso, hoy más que nunca me siento honrado de ser dominicano.

De ser hijo de la patria de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y Juan Bosch. Hoy, con la multitudinaria presencia de todos ustedes en este acto, el pueblo habló. Y al hablar, el pueblo exige que se respete la Constitución y se preserve la democracia.

 En sentido general, todos los consultados me decían: ¨Proteja la República. Cuide nuestro país. Esto es lo único que tenemos.

Esto es lo que nos corresponde. Preste atención a la frontera. Controle el flujo migratorio ilegal. Preserve los valores de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestra identidad.

Somos dominicanos y así siempre será. Al escuchar, emocionado, esas palabras, yo les respondía: Cuenten conmigo, eso va. Una joven en Mao nos conmovió con su testimonio. Nos dijo que ella y sus compañeros de estudios sentían miedo al salir de la universidad de noche.

Temían ser asaltados y agredidos. Me hizo una petición. Me dijo: ¨Compañero, cuando usted vuelva a ser presidente, no permita, por favor, que nos hagan daño.

Aplique una política efectiva de seguridad ciudadana. Sin salir de la perplejidad, respondí: Cuente conmigo, eso va.

Otros me hablaron de la necesidad de mejorar la transparencia y la rendición de cuentas en la función pública. Les respondí que comprendía la trascendencia de sus preocupaciones.

Que elaboraríamos planes y proyectos eficaces; que fortaleceríamos las instituciones encargadas de investigar, supervisar y perseguir la comisión de delitos dentro de la administración pública. Les expresé, cuenten conmigo. Eso va.

Una joven profesional de Contabilidad, del área de Bocha Chica, me hizo entrega de una carta. En ella me decía, entre otras cosas: ¨En su discurso puntualice el derecho a la vida que tienen las personas que asisten a los hospitales públicos y vele para que todos los ciudadanos y esas personas de bajos recursos reciban buenas y rápidas atenciones, debido a que muchos casos se han presentado de personas que han perdido su vida por no recibir los medicamentos y las atenciones necesarias¨.

Así es. Esa joven de Boca Chica tiene toda la razón. La salud es una de las áreas en la que tenemos que trabajar con mayor ahínco, a los fines de garantizar a nuestros ciudadanos salud y seguridad social. Con ella me comprometí. Le dije: Cuente conmigo. Eso va.

En mi andar por las distintas comunidades, me hablaron sobre los graves problemas del desempleo. De la necesidad de crear empleos dignos y oportunidades para todos. Les dije: Eso va. Me hicieron referencia al aspecto de los bajos salarios, que no les da para la satisfacción de sus necesidades básicas. Que había que buscar la manera de mejorarlos. Les dije: Eso va.

 Me hablaron de cultura. Eso va. De deportes. Eso va. De energía. Eso va. De agua potable. Eso va. De la construcción de viviendas dignas. Eso va. De protección de medio ambiente. Eso va De combate al cambio climático. Eso va. De competitividad. Eso va. De productividad. Eso va.
De innovación. Eso va.

Me plantearon eliminar el 1.5 de anticipo en el pago de impuesto para las pequeñas y microempresas. Les expresé: Eso va. Un compañero en Dajabón me manifestó: Yo quiero que usted sea Presidente para que nos construya un hospital, arregle la escuela e instale un acueducto, en esta comunidad fronteriza. Sin tener que pensarlo mucho, respondí: Eso va.

Sí, compañeras y compañeros, amigas y amigos. Todo eso va, porque a eso, sencillamente, es a lo que verdaderamente sueña y aspira el pueblo dominicano: A que haya respeto a la vida; a que se proteja nuestro territorio e idiosincrasia; a que haya puestos de trabajo y salarios dignos; a que exista una educación de calidad y acceso a un eficiente sistema de salud; a que se construyan viviendas apropiadas; a que se garantice el manejo honrado de los fondos públicos; a que se haga justicia y predomine el imperio de la ley; a que se fomente la cultura y el deporte; y a que se proteja el medio ambiente y los recursos naturales.

 Nuestro pueblo está ansioso de tener paz, progreso, justicia y bienestar. Frente a todo eso me comprometo y digo: Eso va. Compañeras, Compañeros. Amigos. Invitados Especiales. El año próximo, 2020, se cumplirán 24 años de nuestra llegada al Palacio Nacional.

Eso es prácticamente un cuarto de siglo; y aunque algunos todavía se resisten a creerlo, la verdad es que ha sido la etapa de mayor esplendor y bonanza de la historia nacional.

 Nunca en el devenir de los años se habían alcanzado los niveles de avance, de progreso, de modernización, de mejoría de expectativas de vida, de reducción de pobreza, de expansión de la clase media, de desarrollo de infraestructuras, de bienestar social y de inserción internacional, como ha ocurrido durante los cinco gobiernos del partido morado con la estrella amarilla. Eso, compañeras y compañeros, se llama progreso.

Eso se conoce como avance. Esa es la gran obra de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana. Pero, a pesar de esos logros, todavía persiste un malestar en diversos sectores de la vida nacional, por una situación de profunda inequidad social.

 Todo eso genera desesperanza y desilusión. Produce disgusto, enojo, molestia y rechazo en la sociedad dominicana. Eso no puede seguir así. Eso tiene que cambiar. Y lo cambiaremos. No podemos permitir, bajo ningún concepto, que muera la esperanza. ¡Que se mantenga encendida para siempre la llama incandescente de la esperanza nacional!

La sociedad reclama instituciones públicas que sean eficientes, transparentes y capaces de generar soluciones a los graves problemas que afectan a nuestras comunidades. El pueblo dominicano quiere líderes políticos responsables, que honren su palabra, que no manipulen, que no engañen, que no mientan.

 Devolvamos a la política la dignidad, la decencia y el respeto que reclaman los ciudadanos. Compañeras y Compañeros: Estoy consciente de la legítima preocupación que sienten muchos dirigentes y miembros de nuestro Partido de la Liberación Dominicana con respecto a nuestras actuales divergencias internas. En estos momentos, lo único que provoca desacuerdo en nuestras filas es una palabra. La palabra Constitución.

 La Constitución es la Ley de Leyes. Es la normativa jurídica que está por encima de todas las demás. Es la que garantiza el orden y la coexistencia armónica entre los integrantes de una sociedad. T

oda la vida en sociedad está sujeta a normas, leyes o reglas. En ausencia de esas disposiciones legales, la vida en sociedad sería un caos, una anarquía, un desorden. Todos los días el sol sale por el Oriente y se oculta por el Occidente. Nadie jamás ha visto lo contrario. En el beisbol, el que batea un hit corre para la primera base, no para la tercera.

En el baloncesto, el lanzamiento de la línea de foul vale un punto. Por tanto, no puede computarse por tres. En todas las manifestaciones de la naturaleza y de la vida social, prevalecen las normas. En el ámbito de la política, la Constitución de la República establece los límites del poder.

 Eso significa que, si la Carta Sustantiva del Estado precisa que la Presidencia de la República se ejerce por un período de cuatro años, no debe modificarse al término de cada período para beneficiar al gobernante de turno.

 Cuando a mí me correspondió desempeñar la Primera Magistratura del Estado, no la modifiqué, a pesar de recibir fuertes presiones para que sucumbiera a la tentación. Pero no claudiqué, sencillamente, porque he llegado a una firme convicción derivada de una comprensión de la historia.

He observado, tanto a nivel nacional como en el resto de América y el mundo, que cuando se modifica la Carta Magna de un país con el único propósito de hacer posible la reelección, eso desata fuertes tensiones y conflictos en la sociedad, que generalmente culminan en una dictadura.

 Hace muchos años, un gran filósofo español, George Santayana exclamó que ¨los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla¨.

Y esto así, compañeras y compañeros, porque la historia no es sólo la narrativa de lo que ya pasó, sino también el aviso de lo que ha de venir. Durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, la República Dominicana ha ido avanzando por senderos de progreso y modernización, debido a que ha disfrutado de estabilidad política democrática.

 No es momento de poner en peligro esa estabilidad. No pongamos en riesgo esa hermosa conquista alcanzada por nuestra familia peledeísta, con los esfuerzos y sacrificios de muchos hombres y mujeres, a lo largo de los años.

No permitamos que fuerzas extrañas a nuestro partido, que cambian de chaqueta con cada nuevo gobierno, que sólo saben medrar en la oscuridad, sin lealtad a nada ni a nadie, influyan en nuestras decisiones. Lo verdaderamente trascendental es la supervivencia de la democracia.

 Es el respeto a la Constitución. Para hacer respetar la Constitución y garantizar la continuidad de un régimen de libertad y justicia social se ha creado esta fuerza de dos millones de ciudadanos, la cual, parodiando a un antiguo líder latinoamericano, grita a todo pulmón: ¡A favor de la Constitución, todo! ¡En contra de la Constitución, nada! En defensa de la Constitución, no hay marcha atrás.

En defensa de la democracia, no hay marcha atrás. En la defensa de nuestra soberanía, no hay marcha atrás. En defensa de la seguridad ciudadana, no hay marcha atrás. En defensa de la transparencia y la rendición de cuentas, no hay marcha atrás.

En la defensa de una educación de calidad, no hay marcha atrás. En defensa del acceso a la salud y la seguridad social, no hay marcha atrás. En defensa del empleo y salarios dignos, no hay marcha atrás.

En defensa del progreso, no hay marcha atrás. Bajo cualquier circunstancia, ¡E´Pal Veinte Que Vamos!


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