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El papa Francisco habla de la hipocresía de hablar de paz y armar la guerra

CIUDAD DEL VATICANO, Roma.-El Papa Francisco concedió una entrevista a la periodista argentina Bernarda Llorente, en la que se refirió a varios temas de actualidad, con una especial preocupación por las guerras. Además, analizó la actualidad de la Iglesia, hizo hincapié en la importancia del diálogo y llamó a vivir el Jubileo 2025 “desde adentro” y buscando a Dios, que “no se cansa de perdonar”. 


 La hipocresía de hablar de la paz y armar la guerra 

 La entrevista fue transmitida este martes en exclusiva por Canal Orbe 21, el canal del Arzobispado de Buenos Aires. 

En ese marco, consultado sobre la posibilidad de construir un reclamo de paz que ayude a disminuir conflictos, el Santo Padre expresó: “Me preocupa que los innumerables llamados a la paz de las organizaciones internacionales entren por un oído y salgan por el otro. Hay también una hipocresía de base: hablamos de la paz pero armamos la guerra”. 

 En ese sentido, sobre su reiterada advertencia de una Tercera Guerra Mundial en pedacitos, el Papa Francisco analizó: “Veo una tendencia universal a la autodestrucción por la guerra. En una época donde el progreso científico y mecánico es tan grande, y cuando uno ve esa tendencia a la autodestrucción y a destruir al otro, a mí me viene pensar en la Torre de Babel”. “Urge un tratado de paz”, expresó. 

 En cuanto a los líderes que propagan discursos negacionistas, usando una metáfora deportiva, el Papa consideró que “cuando uno niega una realidad, una historia, una situación concreta, se está pateando en contra”. 

 La Navidad no es sólo una cena: hay que ir a la iglesia y mirar el pesebre, afirma el Papa Francisco “El conflicto no se resuelve con la destrucción de una de las partes”, aseguró. 

 “En momentos de tensión hay cuatro principios fundamentales: la unidad es superior al conflicto, el todo es superior a la parte, la realidad es superior a la idea y el tiempo es superior al espacio. 

Los problemas humanos se resuelven con estos cuatro parámetros, que no son negacionistas, sino que te tiran para arriba y eso siempre ayuda”, sostuvo. Educar en el perdón “Cuando se ve un error, se dialoga y se piden disculpas es un buen paso hacia la paz, siempre, siempre”, afirmó el Santo Padre.

 Llevándolo al plano cotidiano, repitió el consejo que suele dar a las parejas: “Peleense todo lo que quieran siempre que hagan la paz antes que termine el día. Porque la guerra fría del día siguiente es peligrosa [...] Saber reconocer el error es un acto tan humano, tan humano”, señaló.

 “A todos nos cuesta pedir perdón. Nos da vergüenza. Nos tenemos que acostumbrar y educar a nuestros hijos a que pidan perdón desde chiquitos. Pero razonar: mirá acá te pasaste, esto estuvo bien, pedile a tu amiguito o amiguita disculpas. Hay que empezar a educarlos en eso, que sepan cuál es el límite que pasaron. Es una educación que necesitamos. Pedir perdón es humildad. Mirarse con verdad a sí mismo, en las disculpas históricas, en las grandes disculpas personales y en las pequeñas de cada día”, profundizó.

 La Iglesia desde abajo que se expresa y crea comunidad 

 En la entrevista, Francisco se refirió también al Sínodo de la Sinodalidad, celebrado recientemente, donde consideró fundamental el diálogo y la reflexión. “Ya no es la Iglesia de arriba hacia abajo. Ya no son los obispos, el Papa, los curas, las monjas, sino que es la Iglesia de abajo que se expresa y crea comunidad”, valoró.

 “El sínodo es lo que provoca esa Iglesia que camina, donde todos son unidos y que alcanza su armonía en el cuerpo. La palabra clave de la iglesia sinodal es armonía. Ahora bien, ¿quién hace la armonía en la Iglesia? Es el Espíritu Santo. San Basilio tiene un libro sobre el Espíritu Santo y en un momento dice: él es la armonía, el que armoniza todo. A veces, en medio del despiole. Pensemos qué pasó la mañana de Pentecostés, un despiole bárbaro, pero en medio de ese despiole él hizo la armonía, lo cual sería decir, perdonen la expresión, que una Iglesia buena sería una Iglesia un poco despiolada, pero que busca siempre la armonía. Que escucha a todos”.

 “Todos adentro, y adentro que se vaya discerniendo” En ese punto, se detuvo en precisar quiénes están admitidos en la Iglesia. “Yo digo lo que dijo Jesús en el Evangelio: todos, todos, todos. ¿Y los pecadores? Todos y a arreglar adentro su situación, pero todos adentro. Todos adentro, y adentro que se vaya discerniendo, que todos dialoguen, y por ahí si alguno se coló con mala voluntad, con mala disposición, se lo saca. Una cosa es no dejar entrar y otra cosa es sacar afuera al que ya está adentro y no tiene, como dice el Evangelio, el traje de bodas puesto”, reflexionó. 

 La Iglesia, precisó, “condena la moralidad de las personas, pero las acoge para ayudarlas a caminar”. “A veces el moralismo crudo, el ‘habriaqueísmo’ te niega la realidad humana, te niega una de las cosas que es atributo de Dios, te niega la ternura. 

Una vida sin ternura es invivible. 

¿Por qué digo que es atributo de Dios? Dios tiene tres atributos que a mí me gustan, pero son de él: la cercanía, la misericordia y la ternura”, sintetizó “Dios siempre es cercano, Dios siempre es misericordioso y tiene esa misericordia tierna, cariñosa. Dios acaricia. No olvidemos eso. Un humanismo rígido no conoce la proximidad ni la misericordia. 

Un clericalismo cuadrado en el hecho religioso, se aparta de todo eso”, advirtió. También recordó la recomendación que les da a los sacerdotes: “Por favor muchachos, perdonen siempre porque Dios perdona siempre”.

 “Perdonen todo, porque Dios perdona todo. La confesión no es una sesión de psicoanálisis. Escuchen sin preguntar mucho y perdonen. No torturen a la gente, la confesión es algo para abrazar, para recibir”. Con los jóvenes: cercanía, diálogo, escucha Para llegar a los jóvenes, aconsejó proximidad, cercanía, diálogo y escucha. 

Y también darles alternativas creativas. “Si un joven no es creativo en la amistad, en la vida social, en el amor poniéndose de novio, si no es creativo en todas esas cosas, es un tonto pobrecito”. Sobre quienes cuestionan la Doctrina Social de la Iglesia, el Santo Padre aclaró: “El cristianismo no es una ideología, es una vivencia. Es una vivencia que uno va creciendo por el camino que Dios le da a cada uno. 

 Los jóvenes que van a trabajar solidariamente comparten una vivencia que los va comprometiendo en la vida”. En ese sentido, alertó: “En cambio, hay posturas ideológicas que terminan engendrando monstruos. Cuando ves jóvenes que pertenecen a estas organizaciones más ideológicas que cristianas —de derecha, de izquierda, lo que sea— son pequeños monstruitos aferrados a la idea, ¿no? Este joven ¿cómo trata a su novio, a su novia, a su esposo, a su esposa? Con ideas. Ahí ves que hay una deformación en el amor mismo de la persona”.. Si no se usa bien, el dinero corrompe 

 También hizo hincapié en el valor que se da hoy al dinero. Y recordando una frase de su abuela, dijo: “El diablo entra por el bolsillo”. “El dinero te corrompe si no lo sabés usar bien, si no estás comprometido con algo para usarlo bien”, alertó. “Si lo ganás bien y lo usás bien, te engrandece. La persona generosa, que siempre busca ayudar a otros, tiene el corazón grande”, aseguró.

 “Cuando confieso, y puedo preguntar esto generalmente lo hago: ¿Usted da limosna?. Suelen decirme que sí. La segunda pregunta: ¿Y usted a la persona que le da limosna la mira a los ojos o le toca la mano? Ay no sé, me contestan y miran para otro lado. Hay que mirar a la persona. Está pidiendo. Hacele una caricia”, instó. Hacer un ajuste en educación “es criminal” 

FUENTE: ACIPRENSA). Ver entrevista completa en:

https://www.aciprensa.com/noticias/109367/papa-francisco-culmina-el-2024-anhelando-una-iglesia-con-todos-y-un-jubileo-vivido-desde-adentro

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