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El Papa reivindica el diálogo en AL sin “exclusiones ideológicas y partidistas”

 CIUDAD DEL VATICANO, Roma.-Ante cerca de 26.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Pontífice se asomó al balcón central de la basílica vaticana para dirigir al mundo la tradicional bendición Urbi et Orbi. La primera vez que lo hizo fue tras su elección como Papa, hace apenas ocho meses, el pasado 8 de mayo, cuando se presentó ante los fieles con el nombre de León XIV.


 En su mensaje, el Papa subrayó que el auténtico camino hacia la paz pasa por la “responsabilidad”. “Si cada uno de nosotros, a todos los niveles, en lugar de acusar a los demás, reconociera ante todo sus propias faltas y pidiera perdón a Dios, y al mismo tiempo se pusiera en el lugar de quienes sufren, fuera solidario con los más débiles y oprimidos, entonces el mundo cambiaría”, afirmó. 

 El Santo Padre recordó que “Dios no es indiferente a nuestras miserias” y exhortó a no cerrar el corazón “a quien sufre”. Subrayó que, al hacerse hombre, Jesús “asume sobre sí nuestra fragilidad y se identifica con cada uno de nosotros”. 

 A continuación, enumeró así algunos de los rostros concretos del dolor contemporáneo: “con quienes ya no tienen nada y lo han perdido todo, como los habitantes de Gaza; con quienes padecen hambre y pobreza, como el pueblo yemení; con quienes huyen de su tierra en busca de un futuro, como los numerosos refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo o recorren el continente americano”. 

 Diálogo en América Latina sin “exclusiones ideológicas y partidistas” 

 También exhortó a que “el Niño Jesús inspire a quienes tienen responsabilidades políticas en América Latina”, de modo que, ante los numerosos desafíos, “se dé espacio al diálogo por el bien común y no a las exclusiones ideológicas y partidistas”. 

 Oración familiar para el Cuarto Domingo de Adviento 2025 

El Papa mencionó también a quienes sufren por la falta de trabajo, “especialmente a tantos jóvenes” y a las personas privadas de libertad que viven “a menudo en condiciones inhumanas”.

 León XIV dejó claro que Jesucristo es “nuestra paz”, porque señala “el camino a seguir para superar los conflictos, todos los conflictos, desde los interpersonales hasta los internacionales”. 

 “Rechazar el odio, la violencia y la confrontación” Sin un corazón libre del pecado, “un corazón perdonado, no se puede ser hombres y mujeres pacíficos y constructores de paz”, advirtió. 

Por eso —añadió— con su gracia, “cada uno de nosotros puede y debe hacer lo que le corresponde para rechazar el odio, la violencia y la confrontación, y practicar el diálogo, la paz y la reconciliación”.

 El Papa recordó también su reciente viaje a Turquía y Líbano y quiso enviar un saludo “paternal” a todos los cristianos de Oriente Medio.”He escuchado sus temores y conozco bien su sentimiento de impotencia ante dinámicas de poder que los superan”, relevó, antes de implorar “justicia, paz y estabilidad para el Líbano, Palestina, Israel y Siria”. 

 Asimismo, encomendó al Príncipe de la Paz a “todo el continente europeo”, pidiendo que siga siendo inspirado por “un espíritu comunitario y colaborativo, fiel a sus raíces cristianas y a su historia, solidario y acogedor con quienes pasan necesidad”. 

 También elevó una súplica especial por Ucrania: “Oremos de manera particular por el atribulado pueblo ucraniano, para que cese el estruendo de las armas y las partes implicadas, con el apoyo de la comunidad internacional, encuentren el valor de dialogar de forma sincera, directa y respetuosa”. 

 Guerras olvidadas, persecución religiosa y terrorismo 

 En su amplio repaso a los focos de sufrimiento del mundo, León XIV imploró al Niño de Belén “paz y consuelo para las víctimas de todas las guerras, especialmente las olvidadas”, y para quienes padecen “la injusticia, la inestabilidad política, la persecución religiosa y el terrorismo”. 

Recordó de modo especial a Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso y la República Democrática del Congo. Además, el Papa pidió oraciones por el pueblo de Haití, para que cese toda forma de violencia y el país pueda avanzar por el camino de la paz y la reconciliación. 

 León XIV confió al Príncipe de la Paz el futuro de Myanmar, deseando “un horizonte de reconciliación que devuelva la esperanza a las jóvenes generaciones”, y pidió que se restablezca “la antigua amistad entre Tailandia y Camboya”. 

 El Papa encomendó asimismo a los pueblos del sur de Asia y de Oceanía, duramente golpeados por recientes y devastadoras catástrofes naturales, e invitó a la comunidad internacional a “renovar con convicción el compromiso común de socorrer a quienes sufren”.

 Poeta israelí, superviviente del Holocausto 

 En uno de los pasajes más evocadores del mensaje, León XIV citó algunos versos de la obra Wildpeace del poeta israelí Yehuda Amichai — superviviente del Holocausto y, por tanto, testigo de la violencia nazista– para describir el anhelo profundo de paz que habita en el corazón humano. 

 El Pontífice invitó a los fieles, en este “día santo”, a abrir el corazón a los hermanos y hermanas que sufren. “El Nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz”, concluyó el Papa, antes de impartir la bendición Urbi et Orbi a la ciudad de Roma y al mundo entero.

(FUENTE: ACIPRENSA)


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