Una veintena de personas fueron secuestradas en Haití durante una jornada, y la mayoría continúan hoy en manos de sus captores, pese a las promesas gubernamentales de restablecer la paz.
Esta semana fue particularmente violenta, con el secuestro de una quincena de personas que viajaban en autobús de esta capital a Port de Paix. Fueron interceptados entre las zonas de Bassin Bleu y Gros Morne, comunas situadas al noroeste de Puerto Príncipe.
Medios locales indicaron que los captores piden millones de dólares para su liberación.
Ese mismo día una madre fue apresada en las inmediaciones de la escuela de su hijo en Laule, mientras James Philistin, hermano del periodista Marc Guerson Philistin, junto a tres amigos fueron retenidos por individuos armados. Todos estos hechos ocurrieron en la zona metropolitana de la capital.
“James no tiene medios y los otros tres son personas pobres que trabajan a tiempo parcial, por turnos, en el Epi d’Or de Clercine”, dijo una fuente al diario Le Nouvelliste.
Pese a la gravedad de la situación estos no son los únicos casos. El 10 de noviembre 50 pasajeros fueran apresados por grupos armados en Martissant, una zona que lleva meses bajo el fuego intenso de las pandillas.
A algunas de las víctimas las despojaron de sus pertenencias y las liberaron poco después, y otros tuvieron que esperar hasta el siguiente día, entre ellos un agente policial.
La Policía, por su parte, organizó una reunión de mando ampliada para discutir la situación de seguridad y el plan para la temporada de vacaciones, según un comunicado publicado en redes sociales.
«Esta reunión, de carácter altamente estratégico, trata esencialmente de la evaluación de la situación de seguridad del país y el establecimiento de un sistema de seguridad capaz de contrarrestar en tiempo récord los factores relacionados con la inseguridad (bandolerismo, delincuencia, secuestros, entre otros)”, amplía el texto.
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