En Panamá se percibe hoy la euforia irreflexiva por la próxima apertura escalonada de comercios, entre otras actividades, y la casi completa eliminación del largo confinamiento, pero algunos advierten del peligro mediato.
Las estadísticas sobre la pandemia de Covid-19 apuntan a una leve disminución diaria de contagios, fallecidos y proporción de positivos por pruebas diagnósticas, lo que ofrece una imagen de mejoría dentro de la crisis.
Al menos así lo interpretan públicamente las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) al explicar que es el momento de reabrir nuevas actividades comerciales y de servicios, e incluso flexibilizar la larga cuarentena de cinco meses para la capital, su vecina provincia Panamá Oeste y otras alternas en el interior del país.
La falta de credibilidad ciudadana en el manejo sanitario de la crisis por el Gobierno Nacional lo reflejaron encuestas recientes como la de Dichter y Neira que, al comparar la opinión popular entre finales de junio y similar período de julio, arrojó que una mayoría simple aprobó antes y similar proporción la desaprobó después.
‘Esta fase en la que vamos a entrar el 7 de septiembre es la más peligrosa’, aseveró el presidente del país, Laurentino Cortizo, quien admitió que así se lo comunicaron miembros de la comisión consultora de expertos, ‘pero todo depende del comportamiento social’, acotó.
El incremento de la trazabilidad en busca de los infectados casa por casa en los barrios se presenta como la estrategia exitosa que permitió a la nación centroamericana detener el vertiginoso incremento e iniciar una sinuosa meseta observada en el gráfico de contagio.
Así lo confirman algunos expertos como el infectólogo Xavier Sáenz-Llorens, quien elogia el incremento de pruebas, incluidas a los asintomáticos, ‘algo que debe servir para mejor detección’, señaló en Twitter, aunque advierte de errores en la base de datos del Minsa.
Insiste en la necesidad de depurar, pues en su opinión algunos hacen ‘interpretaciones apresuradas de las estadísticas recientes’, pero mezclan sintomáticos y asintomáticos, pruebas rápidas con las de tiempo real, la repetición de test a la misma persona y ‘al final se aumenta de forma ficticia el denominador y se diluye % (por ciento) de positividad’.
Quizás tales dudas expliquen que, en unos cuatro días, las cifras oficiales informaron de la ejecución diaria del doble de exámenes, mientras la positividad cayó del 38 por ciento como promedio a menos de 20, hecho que hasta el momento no fue aclarado por las autoridades.
Algo similar ocurrió a mediados de la pandemia, cuando cambiaron la información de ‘recuperados por laboratorio’ (con las pruebas correspondientes), criterio que sustituyeron por la desaparición de síntomas sin test previos; tal acción también transformó bruscamente la estadística de forma favorable.
‘Nosotros no maquillamos cifras’, dijo airado Cortizo ante suspicacias expresadas en medios de prensa y redes sociales; no obstante, líderes de gremios médicos expresaron en varias ocasiones sus dudas e incluso algunos marcaron que en las informaciones oficiales solo refieren tasas favorables y se obvian otras.
Fuente Prensa Latina
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