“Balaguer mató a todos mis amigos y ahora la universidad por la que ellos lucharon pretende validar al responsable de aquellas muertes”, expresó Amaral.
Brunilda Amaral recibió un disparo que le destrozó la columna vertebral cuando tropas del gobierno abrieron fuego contra estudiantes que visitaron el Palacio Nacional para pedir asignación presupuestaria para la universidad, que en esos momentos iniciaba el Movimiento Renovador. Era estudiante del Instituto de Señoritas “Salome Ureña” y le faltaban dos meses para cumplir veinte años.
En el hecho murieron Amelia Ricart Calventi, Antonio Santos Méndez, Luis Jiménez Mella y Miguel Tolentino y resultaron heridos Josefa de la Rosa, Fortune Modesto Valerio, Adrián de Jesús, Antonio Pérez Méndez, Brunilda Amaral, Modesto Guzmán, Freddy Cruz, Patricio Concepción, Juan Castillo y Bienvenido Rivera.
“Aquel disparo cambió mi vida para siempre; me he pasado cincuenta y tres años en una silla de ruedas a causa de la represión política y me duele profundamente que hoy mi universidad quiera restaurar a Joaquín Balaguer, un presidente sanguinario que por muchos años fue el jefe directo de esa maquinaria de terror”. Brunilda Amaral fue empleada de la UASD durante veintidós años.
Cuando se produjo el ametrallamiento, el gobierno estaba dirigido por Héctor García Godoy, pero, según Amaral, los disparos fueron realizados por la maquinaria militar y policial heredada de la dictadura de Trujillo. “Esa fue la misma maquinaria militar que mantuvo Balaguer en sus doce años para fortalecerse en el poder y bañar de sangre a toda la nación”, precisó.
“Nosotros vivimos en carne propia la represión política de esa maquinaria y cuando nos masacraron, aquella mañana de febrero de 1966, estábamos en forma pacífica pidiendo la democratización de la enseñanza, un mayor presupuesto para la universidad y que el gobierno legitimara el Consejo Universitario Provisional, y nos ametrallaron sin contemplación”.
Brunilda Amaral manifestó que en los doce años de Balaguer fueron exterminados por la represión todos sus amigos. “Fue un presidente represivo que no tuvo miramientos con sus opositores y que no merece tanta condescendencia ni de la universidad ni de sus víctimas ni de la historia”.
“Nosotros vivimos en carne propia la represión política. La mañana que nos masacraron, en el 1966, estábamos en una reunión pacífica pidiendo mayor presupuesto para la universidad y pidiendo la democratización de la educación, y por eso nos ametrallaron sin contemplación”
Añadió que Balaguer gobernó el país en base al odio, lo cual quedó expresado en su Tebaida Lírica. “A través del odio él se sentía realizado”, añadió. Y se preguntó: “¿Y a ese señor es que pretenden rehabilitar?”
Amaral se sumó a las voces que reclaman la anulación del acuerdo de cooperación entre la UASD y los reformistas. “Las autoridades universitarias parece que sufrieron amnesia colectiva -expresó- porque, definitivamente, se olvidaron de todos los crímenes, que están unidos de una manera u otra a la Universidad Autónoma de Santo Domingo”.
“Por este medio -enfatizó- elevo mi protesta de manera muy enérgica por acuerdo que suscribieron las autoridades de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas con el Partido Reformista Social Cristiano, como una forma de restaurar la figura de Balaguer, y exijo a la rectora Emma Polanco la anulación inmediata del mismo, por ofender la conciencia de este país”.
El Acuerdo de Cooperación Interinstitucional con el Instituto de Formación Política “Joaquín Balaguer” fue suscrito el 20 de febrero por el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Bautista (Radhamés) López García y el presidente del PRSC, Federico (Quique) Antún Batle, en presencia de los profesores y funcionarios universitarios José Aquino, Adonis Martín, Jaime Francisco Rodríguez, Héctor Pereyra y José Bello, presidente de la Asociación de Estudiantes de Ciencias Políticas de la UASD.
En su opinión, el pacto con los balagueristas es “totalmente indefendible”, desde el punto de vista moral y de la memoria histórica
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