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Luis Humberto Torres Rosa: una larga vida dedicada al fondismo

El pasado domingo, cientos de personas en Coamo , Puerto Rico se sorprendieron al enterarse que un hombre de 91 años había competido en la edición 57 del Medio Maratón San Blas y que había logrado completar la retante ruta de 13.1 millas en tres horas, 49 minutos y 41 segundos (3:49:41).

Miles más se asombraron de esta gesta cuando su hija, Lizandra Torres Martínez, compartió en su perfil de Facebook una foto de su progenitor dando a conocer lo que había logrado.

Como era de esperarse, los halagos, las bendiciones y los “Compartir” viralizaron la imagen de septiembre del año pasado en la que se ve a don Luis Humberto Torres Rosa durante su participación en los Campeonatos Masters de 2018, celebrados en Málaga, España.

Lo que no muchos conocen es que Torres Rosa es un destacado atleta, que representó al país en tres Juegos Centroamericanos y del Caribe y es conocido como el Padre de la Marcha Olímpica por ser de los primeros en practicar esta modalidad en Puerto Rico.

Asimismo, fue el primer boricua en correr en la isla un ultramaratón, que lo llevó de San Germán hasta Las Piedras, en 1961. Como si fuera poco, la pista atlética de Las Piedras, de donde es natural, lleva su nombre.

En una amena conversación en su hogar en el barrio Collores, donde guarda en vitrinas los cientos de trofeos que ha ganado en sus 64 años de carrera deportiva, junto a otra cantidad indeterminada de medallas, placas y recortes de periódicos, el deportista compartió sus recuerdos como corredor de largas distancias.

“Para el 39 y 40 (1939 y 1940) ya yo corría descalzo”, comenzó a contar el hombre al recordar que cuando era pequeño solía corretear por los terrenos de una finca que le pertenecía a la sucesión de la familia Roig en Las Piedras. Sin embargo, no fue hasta 1954 que comenzó a entrenar formalmente mientras vivía en Nueva York, a donde emigró en 1950 para buscar mejores oportunidades de empleo.

Su primera carrera de fondo fue en 1955 en el conocido Maratón de Boston. Según su autobiografía, titulada “Mis memorias: vivencias de un atleta”, ese mismo año participó en el Maratón de Filadelfia y en un campeonato en Ponce, donde estableció una marca nacional en los 10,000 metros.

Sus participaciones llamaron la atención de los líderes del atletismo en el país, que lo reclutaron para representar al país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Caracas 1959, Kingston 1962 y San Juan 1966

“En 1955, 1956, Rodolfo Méndez y yo participamos en el Maratón de Boston y dimos una muy buena demostración, y al dar esas demostraciones, que en esos años llegamos entre los primeros 15, nos pusieron en comunicación con Julio Enrique Monagas y con Eugenio Guerra, quienes nos mandaron a buscar”.

Monagas fue el segundo presidente que tuvo el Comité Olímpico de Puerto Rico y es conocido como el padre del olimpismo en el país, mientras Guerra fue un destacado atleta que representó a Puerto Rico en eventos internacionales.

De la misma forma, el deportista también fue parte de la delegación nacional que representó a Puerto Rico en una competencia celebrada en México, donde corrió en el evento de los 10,000 metros. Después de esta representación se mantuvo compitiendo en las principales carreras del país, volvió a competir en el Maratón de Boston y recorrió las calles de Coamo para hacer el Medio Maratón San Blas.


Para 1979, comenzó a competir en los Campeonatos Mundiales Master, donde ha regresado en varias ocasiones, siendo la última en Málaga en septiembre del pasado año.

“En 1979 dieron la primera competencia Master en Hanover, Alemania, donde yo gané el evento de 10,000 y 1,500 metros. Esto se celebra cada dos años”, puntualizó Torres Rosa, quien se declaró fanático de las sopas.

“En Málaga gané dos segundos lugares. En 400 metros con 1:50 y segundo lugar en 1,500 con 10:37 y tercer lugar en 800 con 4:16”, manifestó el atleta, que asombra por la claridad con la que recuerda los tiempos que hizo.

Nunca es tarde para estudiar

Impulsado por su experiencia en Nueva York, donde compartió con corredores que habían estudiado o que eran estudiantes universitarios, decidió regresar a la isla en el verano de 1956, con 29 años y muchos deseos de progresar, para terminar sus estudios, los que no pudo terminar por decisiones familiares. Así las cosas, se matriculó en un programa para estudiantes adultos en la escuela Ana Roqué de Duprey, en Humacao, de donde se graduó de escuela superior con 31 años.

“Yo me gradué a los 31 años de escuela superior. Empecé a los 29. Cuando me gradué, solicité para entrar a la UIPI (Universidad de Puerto Rico), solicité para la Católica, que eran las dos universidades, junto a la Interamericana, más importantes, pero no logré beca. Pero en la eliminatoria para los VIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Venezuela (Caracas 1959), gané tres eventos y un atleta me recomendó para ir a la Universidad Interamericana y me entrevisté con el doctor Sambolín (Luis F. Sambolín, quien fuera el primer comisionado de la Liga Atlética Interuniversitaria). Empecé a estudiar allí desde 1958 hasta 1961”.

Al final, el hombre hizo dos bachilleratos (en Educación Física y en Educación, Administración y Supervisión de Escuelas) y una maestría en Educación Física. Además, fue profesor en la Universidad Interamericana por 36 años. Además, lleva 15 años como entrenador de campo traviesa y atletismo en la Academia de Palmas del Mar, de donde dice que no lo dejan ir.

“Yo gozo con esos nenes y con sus padres”, dijo con una gran sonrisa.

Dueño de su propio terreno, el veterano fondista disfruta de sembrar y de cuidar los pocos animales que le quedan. Está casado con Elisa Martínez Crespo desde 1961 y tiene dos hijos; Lizandra y Luis Humberto.
¿Qué le falta por hacer en el atletismo?, se le preguntó.
“Para mí el atletismo es algo que después que yo tenga fuerza, que tenga la oportunidad de participar, lo voy a hacer, pero en cortas distancias porque para mi edad encuentro que me puedo acomodar en cualquier evento de distancias cortas y compartir con mis compañeros de cualquier nacionalidad. Además, mi última carrera de 21 kilómetros, que fue el domingo pasado (el San Blas), pasó a la historia. Y me lo gocé y me lo he gozado. También voy a seguir compitiendo en los Masters”, declaró.
“El atletismo me ha dado la oportunidad de desarrollarme como persona y de ayudar a los jóvenes y de ayudar a muchos compañeros que están a mí mismo nivel y de adquirir conocimientos que me ayudaron a mí a lograr lo que soy”, agregó quien es un ejemplo viviente de que el ejercicio, la buena alimentación y una actitud positiva son la verdadera receta para una vida longeva y feliz.





Fuente E. Nuevo Día
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