México.- Autoridades mexicanas abrieron
este sábado su frontera para dejar pasar a mujeres y niños que integran una
caravana de migrantes procedentes de Honduras, buscando aliviar la dura espera
a las miles de personas hacinadas sobre el puente que une México con Guatemala.
El embajador de México en Guatemala, Luis Manuel López,
dijo a la AFP que estas personas serán registradas por Migraciones de México y
pernoctarán en una estación migratoria para ser conducidas luego a un albergue
en la ciudad de Tapachula, a unos 40 kilómetros de Ciudad Hidalgo.
"¡Feliz, feliz, estoy feliz! ¡Al fin!", alcanzó
a gritar Gina Paola Montes, de 21 años, mientras corría por el paso peatonal
del puente fronterizo ya en territorio mexicano, el cual es custodiado por
policías antimotines.
Montes es parte del primer grupo de migrantes al que se
le permitió cruzar la puerta fronteriza.
- Resistiendo sobre el puente -
Los migrantes que permanecen sobre el puente, detrás del
portón fronterizo, aún padecen calor y hambre que atizan su desesperación.
Unos 7.000 migrantes hondureños, que salieron en caravana
de su país con destino a Estados Unidos, colman este viernes en una tensa
espera el puente fronterizo entre México y Guatemala, tras irrumpir en
estampida y romper cercos del lado guatemalteco, forzando a policías mexicanos
a contenerlos con equipo antimotines.
La primera noche de espera sobre el puente internacional que
une a Guatemala y México transcurrió entre sobresaltos para los miles de
centroamericanos hacinados cerca de la reja fronteriza del poblado mexicano de
Ciudad Hidalgo, constató la AFP.
Se rumoreaba que un grupo intentaría entrar por la fuerza
a la zona mexicana, luego de que el viernes se vivieran momentos tensos con la
policía que lanzó gases lacrimógenos para contener la estampida que traspasó la
frontera de Guatemala.
Los migrantes huyen "de la violencia, de los altos
costos de la canasta básica de nuestro país, del alto costo de la energía y de
los altos costos del agua", decía contundente uno de los organizadores, un
hombre corpulento.
"Estamos huyendo de la violencia y llegamos aquí
solo para que nos golpeen más", dijo a la AFP Marta Ornelas, de 28 años,
quien logró cruzar con su bebé en brazos por el puente internacional sobre el
río Suchiate, que separa a ambos países.
"No sé qué pasó, se supone que íbamos a cruzar en
paz y de repente comenzaron las piedras y los gases", agregó la mujer,
quien perdió a sus dos hijos de 10 y 15 años en la marea de migrantes.
Los hondureños, que intentan escapar de la violencia y
pobreza en su país, habían superado al grito de "¡Sí se puede!" una
barrera de decenas de policías y militares que se apostaron con vehículos
blindados.
Según la cadena CNN, la caravana está integrada por unos
7.000 migrantes hondureños.
Sin embargo, policías mexicanos los contuvieron y
posteriormente solo permitieron pasar a algunas mujeres y niños.
Al calmarse un poco los ánimos tras la refriega, el
puente internacional parecía un gran campamento improvisado con centeneras de
migrantes sentados en una tensa espera.




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