En Japón cada vez son más los extranjeros que trabajan en tabernas y restaurantes o como dependientes y enfermeros, debido a la gradual apertura de un país apremiado por la falta de mano de obra y donde la inmigración sigue siendo un tabú.
El país asiático, históricamente blindado ante la entrada de extranjeros, ha registrado un marcado aumento en el número de empleados foráneos durante los últimos años a raíz de medidas específicas del Gobierno para satisfacer la demanda laboral, una tendencia que se potenciará aún más con una nueva normativa.
En Japón había 1.28 millones de trabajadores extranjeros en 2017, lo que representa un 2 por ciento de la mano de obra total y el doble que cinco años antes, según datos del Ejecutivo, que no obstante mantienen al archipiélago nipón como una las naciones desarrolladas con menor proporción de empleados foráneos.
El Gobierno que lidera el conservador Shinzo Abe acaba de sacar adelante una reforma legislativa destinada a incrementar esa cifra en 500,000 personas para 2025, mediante la flexibilización de requisitos de entrada y de residencia para trabajadores extranjeros poco cualificados.
Esta medida entrará en vigor en 2019 y está dirigida principalmente a atraer a más inmigrantes del sudeste asiático a sectores como la agricultura, la enfermería, la construcción, el cuidado de ancianos o el trabajo doméstico, en los que la escasez laboral es más acuciante.
El país asiático, históricamente blindado ante la entrada de extranjeros, ha registrado un marcado aumento en el número de empleados foráneos durante los últimos años a raíz de medidas específicas del Gobierno para satisfacer la demanda laboral, una tendencia que se potenciará aún más con una nueva normativa.
En Japón había 1.28 millones de trabajadores extranjeros en 2017, lo que representa un 2 por ciento de la mano de obra total y el doble que cinco años antes, según datos del Ejecutivo, que no obstante mantienen al archipiélago nipón como una las naciones desarrolladas con menor proporción de empleados foráneos.
El Gobierno que lidera el conservador Shinzo Abe acaba de sacar adelante una reforma legislativa destinada a incrementar esa cifra en 500,000 personas para 2025, mediante la flexibilización de requisitos de entrada y de residencia para trabajadores extranjeros poco cualificados.
Esta medida entrará en vigor en 2019 y está dirigida principalmente a atraer a más inmigrantes del sudeste asiático a sectores como la agricultura, la enfermería, la construcción, el cuidado de ancianos o el trabajo doméstico, en los que la escasez laboral es más acuciante.
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