WASHINGTON, DC.- El ex embajador dominicano ante la
Organización de los Estados Americanos (OEA) y pasado coordinador general de
Participación Ciudadana, Roberto Alvarez Gil, propuso la creación de una
“Comisión Oficial de la Verdad” para investigar y establecer responsabilidades
sobre los crímenes y violaciones de los derechos humanos perpetrados durante la
dictadura de Rafael Trujillo Molina.
Dijo que la “República Dominicana es el único país de las
Américas que, habiendo sufrido una dictadura tan larga, feroz y sanguinaria
como la de Trujillo, no ha realizado una calificación a nombre del Estado que
reivindique el derecho a la memoria histórica y el derecho a la verdad para las
víctimas, sus familiares y el pueblo dominicano”.
Álvarez hizo el planteamiento durante la puesta en
circulación de su libro “Derecho Internacional y Derechos Humanos: Reflexiones
de dos Generaciones, 1955-2016”, donde comparte trabajos especializados sobre
el derecho internacional y el derecho internacional de los derechos humanos con
su padre Ambrosio Álvarez Aybar, quien fuera canciller de la República,
embajador alterno en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y profesor de
derecho internacional público.
Consideró que “la comisión sobre la dictadura de Trujillo
debe dejar para la posteridad una historia oficial, una narrativa única e
innegable, que sirva de faro y guía para las futuras generaciones de
dominicanos, de forma tal que nunca más pueda repetirse en nuestro país un
régimen tan aberrante”.
“Así también se cumpliría con un deber histórico que tiene
el Estado con las innumerables víctimas de la dictadura, incluyendo el pueblo
dominicano, al establecer un equilibrio perdurable entre la memoria y la
verdad, fortaleciendo a la vez la democracia y el Estado de derecho en nuestro
país”, apuntó Roberto Alvarez.
La puesta en circulación se llevó a cabo en el en el Museo
de Arte de Las Américas de la Organización de los Estados Americanos, en
Washington DC, con la presencia del secretario general adjunto de la OEA,
Néstor Méndez y del secretario de asuntos jurídicos de la misma organización y
miembro del Instituto de Derecho Internacional, Jean Michel Arrighi, quien tuvo
a su cargo el prólogo de la obra.
Entre las personalidades presentes estuvieron el embajador
dominicano en Estados Unidos, José Tomás Pérez; el pasado candidato
presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader; el
historiador y economista, Bernardo Vega; el vicerrector de la Universidad
Nacional Pedro Henríquez Ureña, José Rafael Espaillat y la embajadora de
Paraguay ante la OEA, Elisa Ruiz.
También los embajadores Gabriel Bidegain y Gustavo Cinosi,
asesores senior del secretario general de la OEA, Luis Almagro; el secretario
ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Paulo Abrao; y el
director del Museo de Arte de las Américas de la OEA, Pablo Zúñiga.
En la actividad también se encontraban presentes varias
personas que han contribuido a construir
el actual esquema internacional de protección de los derechos humanos, a
quienes el autor reconoció en su intervención, como, el profesor Thomas
Buergenthal, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz y Juan
Mendez, quien fue desparecido y torturado en Argentina y logró ser liberado
después de 18 meses en cárcel.
Además Alfredo Forti, también detenido y desparecido junto
con su madre y hermanos menores en Argentina, los hermanos fueron abandonados
en un parque, pero su madre nunca fue liberada y sus restos nunca fueron
hallados; y Mark Schneider, ex asesor legislativo del senador Ted Kennedy
y subsecretario adjunto de derechos
humanos del Departamento de Estado.
El autor resaltó que en República Dominicana existe una gran
ausencia de estudios jurídicos sobre el derecho internacional público, y sobre
todo en su relación con los derechos humanos. “Ojalá este libro contribuya a
mejorar esa laguna y pueda ser utilizado como texto para el estudio de casos en
las universidades, o simplemente sirva de referencia para las personas
interesadas en la materia”.
Al citar la participación de su padre Ambrosio Álvarez Aybar
en la obra, dijo que “fue un invariable abanderado de la justicia y un firme
creyente en el futuro de su país, acendradas convicciones que me dejó como
legado”.
Dijo esperar que sus interpretaciones contenidas en el libro
reflejen esa herencia y ofrezcan una visión más mesurada, armónica y compatible
con un Estado social y democrático de derecho, como proclama la Constitución
dominicana.
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