CIUDAD DEL VATICANO, Roma.-El Papa Francisco confía en que
la reunión entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Corea
del Norte, Kim Jong-Un, el próximo martes 12 de junio en Singapur, sea el
primer paso para la paz en la península de Corea.
Tras el rezo del Ángelus este domingo 10 de junio en la
Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre pidió a los fieles congregados
junto al Palacio Apostólico que rezaran por los frutos de ese diálogo.
“Deseo nuevamente transmitir al amado pueblo coreano un
pensamiento particular de amistad en la oración. Que el diálogo que tendrá
lugar en los próximos días en Singapur pueda contribuir al desarrollo de un
camino positivo que garantice un futuro de paz para la península coreana y para
el mundo entero. Para esto rezamos al Señor. Todos juntos rezamos a la Virgen,
Reina de Corea, para que acompañe este diálogo”, fueron las palabras del
Pontífice.
El Papa Francisco se ha mostrado en numerosas ocasiones
dispuesto a apoyar un acercamiento entre Corea del Norte y Corea del Sur. En
concreto, ha pedido una distensión nuclear en la península de Corea y una
moderación en el lenguaje belicista en los problemas que afectan a la región.
Durante el rezo del Ángelus el Papa Francisco también señaló que es fundamental acoger la palabra de Jesús y no entregarse a la tentación de la calumnia: “Acoger la palabra de Jesús nos hace hermanos entre nosotros, nos hace familia de Jesús. La calumnia destruye la fama de los demás y nos hace familia del diablo”.
El Pontífice, además, exhortó a estar atentos a las “malas hierbas” de la envidia que puedan surgir en el interior de la persona. “Si examinando nuestra conciencia descubrimos que esta mala hierba ha germinado dentro de nosotros, debemos ir rápidamente a confesarlo en el sacramento de la Penitencia, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos malignos”.
“Estad atentos, porque esta actitud destruye las familias, las amistades, la comunidad y, por último, la sociedad”.
El Papa recordó que los ataques de los escribas a Jesús, que lo acusaban de endemoniado, se debían a la envidia: “Puede suceder que una envidia fuerte por la bondad y por las buenas obras de una persona pueda llevar a acusarlo falsamente. Aquí hay un veneno mortal: la maldad con la que, de forma premeditada, se quiere destruir la buena fama de otro. ¡Dios nos libre de esta terrible tentación!”.
(Fuente: ACIPRENSA)
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