Curar el envejecimiento

Wood y Cordeiro han argumentado que en diez años las enfermedades como el cáncer tendrán cura, y han alegado que compañías como Google «están entrando en el campo de la medicina porque se han dado cuenta de que curar el envejecimiento es posible». También han justificado que, «aunque la gente no lo sabe», en 1951 se descubrió que las células del cáncer son inmortales cuando una paciente, Henrietta Lacks, enferma de cáncer cervical, falleció y los médicos le extrajeron el tumor, que «hoy sigue vivo».
Por otro lado, aunque podría parecer que la inmortalidad conlleva a la superpoblación, los autores afirman que aún cabe mucha gente en la Tierra, actualmente la gente no tiene tantos hijos como antaño y que también «se podrá habitar el espacio».
Respecto a lo que costaría someterse a un tratamiento de rejuvenecimiento, el tecnólogo Wood ha afirmado, comparándolo con los teléfonos inteligentes, que«al principio será caro, pero con un mercado competitivo el precio bajará porque beneficiará a todos». Cordeiro ha añadido que «las tecnologías, cuando empiezan, son malas y carísimas, pero luego se democratizan y se vuelven baratas».
Primer experimento
Cordeiro ha explicado que hace dos años se empezó, de modo experimental e ilegal en Colombia, país en el que existen menos regulaciones, un tratamiento de rejuvenecimiento a la primera paciente humana, Elisabeth Parrish, una mujer que tal y como ha apuntado el venezolano «empezó a ver síntomas de envejecimiento y preguntó qué podía hacer para evitarlo».
Aunque ha afirmado que este tratamiento se está haciendo con muchos riesgos, «inclusive la ilegalidad», según apunta Wood, el tratamiento va bien, no presenta efectos secundarios y el nivel de telómeros en sangre es veinte años más joven que antes.
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