ITALIA.-Lidia Bastianich es una reconocida chef de origen
italiano que ha tenido la oportunidad de cocinar para Benedicto XVI y el Papa
Francisco en las visitas que ambos hicieron a Estados Unidos en abril de 2008 y
septiembre de 2015, respectivamente.
Bastianich, que se declara católica y devota de la Virgen
MarÃa, indicó a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– que las dos fueron
experiencias “extraordinarias” que “recuerdo vivamente”.
Antes de cada viaje apostólico se forma en el paÃs anfitrión
un equipo de cocineros y camareros. Además, la Santa Sede debe aprobar la
propuesta del menú.
“Cuando me pidieron que cocinara para el Papa Benedicto XVI,
no podÃa creer que estuviera sucediendo eso. Recuerdo que me reà y dije: ‘Claro
Monseñor, me encantarÃa ¿pero eso es real?”, comentó.
La también presentadora de programas de cocina en televisión
y autora de más de diez libros de recetas, explicó que mientras decidÃa el menú
para Benedicto XVI, se enteró que la madre del Papa alemán habÃa sido cocinera.
Por ello quiso evocar “algunos buenos recuerdos culinarios”.
Le encargaron preparar las cenas para dos dÃas: la primera
serÃa para el PontÃfice y 50 cardenales y obispos, y la segunda era más Ãntima
porque serÃa para celebrar los 80 años de Benedicto XVI.
En la primera cena, la entrada fue una ensalada de frijoles
con queso ricota hecho con leche de cabra, cebollas encurtidas y almendras
tostadas; luego se sirvieron ravioles con queso pecorino y peras, risotto con
ortigas, habas y rampas y pescado rostizado con papas y una ensalada de lechuga. El postre fue un
strudel de manzana con helado de vainilla y miel.
Para la cena de cumpleaños y tercer aniversario del
pontificado de Benedicto XVI, Bastianich y su equipo prepararon de postre una
tarta de albaricoque y queso ricota, y una torta de chocolate y avellanas con
la frase “Tu es Petrus”, coronada con una mitra de mazapán de dos pies de alto.
Benedicto XVI le dijo a Bastianich que la comida “estuvo muy
buena. Son los sabores de mi mamá”. estas palabras alegraron a la chef, pues
“querÃa hacer que él se sintiera como en casa”.
Otro momento especial fue la invitación del Papa Ratzinger
para que ella y su personal lo acompañaran a escuchar a uno de los diplomáticos
tocar el violÃn.
Para el 2015, cuando se enteró que cocinarÃa para el Papa
Francisco, Bastianich propuso al Vaticano un menú al estilo argentino con mucha
carne, pero este fue rechazado, pues la comida debÃa ser ligera debido a la
salud del PontÃfice.
Ante esto, Bastianich propuso platos que recordasen la
ascendencia italiana de Francisco. Para la primera cena en Nueva York preparó
tomates con queso burrata artesanal y langosta al vapor; sopa de capón con
ravioles de variedad Grana Padano, medallones de ternera con maÃz y tomate
fresco. El postre fue un sorbete de uva con un bizcocho llamado “pastel de ángel”.
Bastianich y su equipo también prepararon los desayunos del
Santo Padre, que consistieron en jugo de naranja, té y una tostada. Además, en
la noche tenÃan dejarle un vaso de agua y un plátano en su mesa de noche.
Uno de los recuerdos más preciados por Bastianich fue la
visita sorpresa que les hizo Francisco luego del almuerzo del viernes 25 de
septiembre.
Ella y su personal estaban en la cocina tomando café
mientras el PontÃfice descansaba. Entonces, escucharon que los encargados de la
seguridad del Santo Padre corrÃan y gritaban: “¡Papa, Papa!”.
“De repente, lo vimos (al Papa Francisco) entrar a la
cocina. Nos miró y dijo ‘¿Puedo beb
er un café por favor?’. Bebió un sorbo de su espresso y habló con cada uno de nosotros. Estuvo unos buenos 20 minutos con nosotros en esa cocina sencilla, con nosotros vestidos con nuestra ropa de chef. Fue muy Ãntimo, tan maravilloso”, narró.
Bastianich recordó que antes de irse, el Papa “metió la mano
en su bolsillo y sacó rosarios para cada uno de nosotros, que nos entregó
diciendo ‘recen por mÃ’. Fue extraordinario”.
La mujer nació en 1947 en Pula (Croacia) en el seno de una
familia católica. En ese entonces la ciudad era parte de Italia, pero luego fue
anexada por Yugoslavia.
Debido al Gobierno comunista que controlaba Yugoslavia, tuvo
que ser bautizada en secreto y a los diez años huyó con su familia a Italia.
Pasó otros dos años en un campo de refugiados y luego se trasladó a Estados
Unidos, donde desarrolló su carrera como chef y tuvo el honor de cocinar para
dos Papas.
(Fuente: ACIPRENSA)





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