LIMA, Perú.-El Papa Francisco llegó esta mañana a Puerto
Maldonado en el departamento de Madre de Dios y pidió respetar y promover a los
pueblos amazónicos, ante una serie de amenazas en la región como la minería
ilegal, la deforestación, la prostitución y la trata de personas.
Antes de dirigir su discurso a los miles de miembros de los
pueblos amazónicos en el Coliseo Regional Madre de Dios, el Papa recibió el
saludo del Vicario Apostólico de Puerto Maldonado, Monseñor David Martínez.
El Prelado agradeció al Pontífice su visita y dijo que “su
esforzado gesto, nos hace gritar con la Madre de Dios que el Señor ha estado
grande con nosotros y se ha fijado en nuestra humillación”.
Tras agradecer al Pontífice la convocatoria del Sínodo de la
Amazonía en 2019, el Obispo expresó que “lo necesitábamos porque su presencia y
su palabra nos dan esperanza. Transmítanos su alegría contagiosa, la del
Evangelio y llénenos del Espíritu de Jesús para seguir defendiendo la vida de
nuestros pueblos”.
Tras el saludo del Obispo se realizó una danza del pueblo
asháninka que, indicaron, representa la unidad de los pueblos nativos.

“El espíritu de nuestros antepasados nos acompaña. Le
pedimos que nos defienda. Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos
nuestro territorio de distintas formas. Si logran quitarnos nuestras tierras,
podemos desaparecer”, continuaron.
Luego del saludo de ambos, se presentó un canto de bienvenida
del grupo shipibo. Tras el canto y la danza, una representante del pueblo
Awajún, María Luzmila Bermeo, también pudo compartir su experiencia con el
Santo Padre.
El Papa Francisco resaltó en sus palabras que los pueblos
amazónicos “son memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado a todos:
cuidar la Casa Común. La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no
sea la defensa de la vida”.
“Sabemos del sufrimiento que algunos de ustedes padecen por
los derrames de hidrocarburos que amenazan seriamente la vida de sus familias y
contaminan su medio natural”.
Paralelamente, lamentó, “existe otra devastación de la vida
que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería
ilegal. Me refiero a la trata de personas: la mano de obra esclava o el abuso
sexual. La violencia contra las adolescentes y contra las mujeres es un clamor
que llega al cielo”.
En su discurso, el Papa exclamó: “¡Alabado seas Señor por
esta obra maravillosa de tus pueblos amazónicos y por toda la biodiversidad que
estas tierras envuelven! Este canto de alabanza se entrecorta cuando escuchamos
y vemos las hondas heridas que llevan consigo la Amazonia y sus pueblos”.
“Y he querido venir a visitarlos y escucharlos, para estar
juntos en el corazón de la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con ustedes
reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, defensa de la tierra y
defensa de las culturas”.
El Santo Padre lamentó luego que “probablemente los pueblos
originarios amazónicos nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios
como lo están ahora. La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes: por
una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses
económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos
agroindustriales”.
“Por otra parte, la amenaza contra sus territorios también
viene por la perversión de ciertas políticas que promueven la ‘conservación’ de
la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes
hermanos amazónicos que habitan en ellas”.
Francisco señaló luego que existen también “movimientos que,
en nombre de la conservación de la selva, acaparan grandes extensiones de
bosques y negocian con ellas generando situaciones de opresión a los pueblos
originarios para quienes, de este modo, el territorio y los recursos naturales
que hay en ellos se vuelven inaccesibles”.
“Esta problemática provoca asfixia a sus pueblos y migración
de las nuevas generaciones ante la falta de alternativas locales. Hemos de
romper con el paradigma histórico que considera la Amazonia como una despensa
inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes”.
El Pontífice resaltó luego que es “imprescindible realizar
esfuerzos para generar espacios institucionales de respeto, reconocimiento y
diálogo con los pueblos nativos; asumiendo y rescatando la cultura, lengua,
tradiciones, derechos y espiritualidad que les son propias”.
“La Iglesia no es ajena a vuestra problemática y a sus
vidas, no quiere ser extraña a vuestra forma de vida y organización.
Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente las Iglesias
locales amazónicas”.
Tras su discurso, el Pontífice recibió algunos obsequios
presentados por tres diáconos permanentes indígenas.
(Fuente: ACIPRENSA)
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