CIUDAD DEL VATICANO, Roma.-El Papa León XIV, que cumple precisamente este domingo un mes como sucesor de Pedro, presidió en la Plaza de San Pedro la Misa de Pentecostés en la que pidió una Iglesia que abra “fronteras” entre los pueblos y derribe “las barreras”, donde no haya “ni olvidados ni despreciados”, al tiempo que hizo un llamamiento a la unidad y a la fraternidad.
También criticó la "lógica de la exclusión" que surgen en los nacionalismos políticos y lamentó los recientes casos de feminicidio. Según datos de la Oficina de Prensa del Vaticano, alrededor de 80.000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro y en las áreas circundantes para participar en la Santa Misa y en el Regina Coeli.
Este domingo de Pentecostés, día en el que los católicos celebran la venida pública y definitiva del Espíritu Santo, el Papa León XIV pidió una Iglesia que abra “fronteras” entre los pueblos y derribe “las barreras”, donde no haya “ni olvidados ni despreciados”, al tiempo que hizo un llamamiento a la unidad y a la fraternidad.
“Somos verdaderamente la Iglesia del Resucitado y los discípulos de Pentecostés sólo si entre nosotros no hay ni fronteras ni divisiones, si en la Iglesia sabemos dialogar y acogernos mutuamente integrando nuestras diferencias, si como Iglesia nos convertimos en un espacio acogedor y hospitalario para todos”, manifestó en la Misa que celebró en la plaza de San Pedro también con motivo del Jubileo de los Movimientos, las Asociaciones y las Nuevas Comunidades.
Y añadió: “Las diferencias, cuando el Soplo divino une nuestros corazones y nos hace ver en el otro el rostro de un hermano, no son ocasión de división y de conflicto, sino un patrimonio común del que todos podemos beneficiarnos, y que nos pone a todos en camino, juntos, en la fraternidad”.
Ante los miles de peregrinos que viajaron a Roma para participar en este gran evento-convocado en el marco del Año Santo 2025- aseguró que “donde hay amor no hay espacio para los prejuicios, para las distancias de seguridad que nos alejan del prójimo, para la lógica de la exclusión que vemos surgir desgraciadamente también en los nacionalismos políticos”.
“La Iglesia debe llegar a ser siempre nuevamente lo que ya es: debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre las clases y las razas. En ella no puede haber ni olvidados ni despreciados”, aseguró.
León XIV, que hoy cumple un mes como Papa, reflexionó sobre lo que sucedió en el cenáculo, cuando descendió sobre los Apóstoles el Espíritu Santo y les concedió “una mirada nueva y una inteligencia del corazón que les ayuda a interpretar los eventos que han sucedido y a tener una íntima experiencia de la presencia del Resucitado”.
Así, profundizó en la elocuente imagen de Pentecostés, en la que el Espíritu Santo unge con fortaleza a los apóstoles y les da “el valor de salir al encuentro de todos para anunciar las obras de Dios”.
(FUENTE: ACIPRENSA)
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