Simone Biles destaca en su deporte y su vida, mostrando una facilidad tal que ha derivado en que se acuñe un término para describir las actividades que realiza. Se les llama “Cosas Simone”.
La ironía, por supuesto, es que no hay nada de casual o fácil al respecto. Absolutamente nada.
Lo que ocurre es que Biles hace que todo parezca fácil. Es la mejor gimnasta de la historia, y fue nombrada el jueves por The Associated Press como la Mujer Deportista del Año 2019.
¿Qué hay sobre esas rutinas que dejan boquiabiertos a todos los espectadores y que están reescribiendo el código de puntos del deporte y lo que se puede y no se puede hacer durante las competiciones? Nacieron de una mezcla de talento natural, trabajo arduo y un toque de ego.
¿Y sobre las 25 medallas de campeonatos mundiales que son la mayor cantidad que cualquier gimnasta haya conseguido? Son el resultado de una promesa que la joven de 22 años se hizo cuando regresó a competir en 2017 luego de tomarse un tiempo tras su exitosa actuación en los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de janeiro.
¿El estoicismo y gracia que ha mostrado para convertirse en una defensora de los sobrevivientes, incluida ella misma, y agente del cambio luego del escándalo de abuso sexual de Larry Nassar que ha estremecido a la federación estadounidense de gimnasia hasta lo más profundo? Es consecuencia de una decisión consciente de Biles para ejercer la enorme influencia que tiene.
“Me doy cuenta de que con la plataforma que tengo, tendré un poderoso efecto si hablo y hablo sobre lo que creo”, comentó Biles a The Associated Press. “Es un honor hablar por aquellas que tienen menos suerte. Así que, si puedo ser una voz para ellas de una manera positiva, entonces por supuesto que voy a hacer todo lo que pueda”.




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